domingo, 13 de febrero de 2011

Mucho amor y mucho regalito, pero ¿sabéis quien era San Valentín?

Es cierto que esta fiesta es tradicional y se empapa de regalos, pero debemos saber también el origen de ésta. Y su origen es una persona, un Santo llamado Valentín...

Mártir en Roma a finales del siglo III. Entre el pueblo, el día de San Valentín está considerado como «día de la suerte», sobre todo en Alemania; y en Francia, Bélgica, Inglaterra y especialmente América, como «día de los enamorados», en que éstos se hacen promesas, felicitaciones y regalos. Esta costumbre y aquella supersticiosa idea, obedecen a diversos orígenes folklóricos y también al prestigio popular del Santo como milagrero. — Fiesta: 14 de febrero.


Valentín, SantoEl árbol maravilloso del Cristianismo necesita siempre del riego fertilizante de la sangre de los mártires. Árbol que brotó de las ondas de un manantial divino en la cima del Calvario, sus primeros brotes adquirieron vigor y frescura en las rojas oleadas que alzaron las persecuciones de los primeros siglos de la Iglesia.

En sus tiempos primitivos, como en el siglo XX, en que vivimos, el cristianismo sigue vigorizándose con la sangre de sus héroes. Nunca han faltado ni jamás faltarán en la Iglesia de Cristo estos testigos de fe, que llegan hasta la generosa entrega de la vida.

La mayor parte de noticias que de San Valentín romano han llegado hasta nosotros proceden de unas actas apócrifas; por esta causa se hace difícil conocer con exactitud su vida e incluso distinguir entre los hechos que realmente le pertenecen y los de las vidas de otros varios santos que llevan su mismo nombre y que la iglesia desde muchos siglos venera también como mártires. Reseñaremos los que se le atribuyen unánimemente.

Con todo, lo importante en la historia de San Valentín, como en la vida de cuantos cristianos han sido elevados por la Iglesia al honor de los altares, es que seamos capaces de captar la lección que nos traen y que es, en definitiva, el fin principal que la ha movido a darles culto.

San Valentín es para nosotros una ciertísima lección de vida cristiana, llevada hasta el heroísmo, hasta la más plena identificación con Cristo: el martirio.

Situémonos a finales del siglo III. Es la era de los mártires. Por todo el Imperio romano corre el huracán de la persecución.

Valentín, presbítero romano, residía en la capital del Imperio, reinando Claudio II. Su virtud y sabiduría le habían granjeado la veneración de los cristianos y de los mismos paganos. Por su gran caridad se había hecho merecedor del nombre de padre de los pobres.

No podía ser desconocida de la corte imperial la influencia que ejercía en todos los ambientes romanos, y quiso el mismo emperador conocerlo personalmente. Valentín, en aquella entrevista, no dejaría de interceder en favor de su fe católica y contra el estado de persecución en que a menudo se encontraba sumida la Iglesia.

El soberano, que estaba interesado en granjearse la amistad y la colaboración del inteligente sacerdote cristiano, escuchó con agrado sus razones. Por eso intentó disuadirle del que él creía exagerado fanatismo; a lo que replicó Valentín evangélicamente: «Si conocierais, señor, el don de Dios, y quién es Aquel a quien yo adoro, os tendríais por feliz en reconocer a tan soberano dueño, y abjurando del culto de los falsos dioses adoraríais conmigo al solo Dios verdadero».

Asistieron a la entrevista, un letrado del emperador y Calfurnio, prefecto de la ciudad, quienes protestaron enérgicamente de las atrevidas palabras dirigidas contra los dioses romanos, calificándolas de blasfemas. Temeroso Claudio II de que el prefecto levantara al pueblo y se produjeran tumultos, ordenó que Valentín fuese juzgado con arreglo a las leyes.

Interrogado por Asterio, teniente del prefecto, Valentín continuó haciendo profesión de su fe, afirmando que es Jesucristo «la única luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo».

El juez, que tenía una hija ciega, al oír estas palabras, pretendiendo confundirle, le desafió: «Pues si es cierto que Cristo es la luz verdadera, te ofrezco ocasión de que lo pruebes; devuelve en su nombre la luz a los ojos de mi hija, que desde hace dos años están sumidos en las tinieblas, y entonces yo seré también cristiano».

Valentín hizo llamar a la joven a su presencia, y elevando a Dios su corazón lleno de fe, hizo sobre sus ojos la señal de la cruz, exclamando: «Tú que eres, Señor, la luz verdadera, no se la niegues a ésta tu sierva».

Al pronunciar estas palabras, la muchacha recobró milagrosamente la vista. Asterio y su esposa, conmovidos, se arrojaron a los pies del Santo, pidiéndole el Bautismo, que recibieron, juntamente con todos los suyos, después de instruidos en la fe católica.

El emperador se admiró del prodigio realizado y de la conversión obrada en la familia de Asterio; y aunque deseara salvar de la muerte al presbítero romano, tuvo miedo de aparecer, ante el pueblo, sospechoso de cristianismo. Y San Valentín, después de ser encarcelado, cargado de cadenas, y apaleado con varas nudosas hasta quebrantarle los huesos, unióse íntima y definitivamente con Cristo, a través de la tortura de su degollación.

¿Por qué el folklore se ha venido aliando tan intensamente y en tantos países con la festividad de San Valentín romano? Y reduciendo la cuestión: ¿Por qué se atribuye a San Valentín el patronazgo sobre el amor humano, atribución que es, evidentemente, el origen y la explicación de todas las restantes manifestaciones de la devoción o de la simpatía popular al Santo?

Aparte la posible trasposición de algún hecho, tradición o leyenda, de otros Valentines al mártir de Roma, que explicaría ciertas expansiones, dicha atribución puede ser debida a dos motivos, separadamente considerables o perfectamente conjuntables:

1º Nuestro San Valentín fue martirizado en la Via Flaminia hacia el año 270, seguramente en los inicios de la primavera, cuando en la naturaleza se anticipa el júbilo expectativo de la fecundidad y de la pujanza. En los siglos antiguos y medievales, empiezan a venir a Roma numerosos peregrinos, entrando por la Puerta Flaminia, que se llamó Puerta de San Valentín, porque allí, en recuerdo de su martirio, el Papa Julio I, en el siglo IV, mandó construir en su honor una basílica.

Esos romeros coincidían con los días del aniversario del Santo; y de retorno a sus países, se llevarían de él o de su templo alguna reliquia o memoria. Ahora bien: no es cosa rara en la primitiva Iglesia el empeño de cristianizar fiestas o costumbres de matiz pagano, y en primavera no faltaban en la Roma gentílica festejos dedicados al amor y a sus divinidades. Fácilmente se inclinaría a los fieles a invocar a San Valentín —mártir primaveral— como protector del amor honesto. La invocación brotaría en Roma y sería transportada por los romeros a sus tierras y naciones, principalmente por los que cruzaban la Puerta Flaminia, norte arriba de Europa.

2º motivo: Hemos hecho notar el prestigio de que gozaba el Santo como sacerdote. ¡En cuántas familias sería efectiva su influencia, cuántos enlaces matrimoniales habría bendecido! Positivamente, no faltan noticias biográficas tradicionales que así lo afirman.

En las Catacumbas y en casas de cristianos, no sumarían cantidad exigua los que habían sido asistidos por su presencia presbiteral al unirse, por el Santo Sacramento que los hizo esposos. Es natural que, después de su martirio, se le adjudicase la advocación de Patrón de los hogares y del amor conyugal.

Trábense estas consideraciones, y quedarán perfectamente señalados los orígenes de la devoción típica y del costumbrario en homenaje al Santo.

Lo cierto es que éste se conserva floreciente en los países del Norte europeo y americano.

Cosa curiosa: ya en el siglo XVII, ciertos protestantes lo censuraban como de cuño papista y, al mismo tiempo, pagano. Le reconocía cierto matiz pagano, San Francisco de Sales. Pero, saturado como siempre de buen juicio y de exquisita prudencia, lo que hace él es aconsejar a los jóvenes prometidos que imiten las virtudes de San Valentín. Esto es lo que hay que desear, principalmente; rogando al excelso presbítero mártir que alcance del Señor, a la juventud cristiana que al matrimonio camina, el don del puro amor, santificador de la vida familiar.

información de: http://es.catholic.net

El instituto Cervantes celebra veinte años de vida con diversas actividades.

El instituto que tiene por nombre el del gran escritor de la literatura universal, Cervantes. Celebra sus 20 años de vida. Pero lo hará con una gran diversidad de actividades culturales. Un total de 6500. Se llevarán a cabo en los 77 centros que están instalados en 44 países.
Todo esto, es principalmente debido a el gran éxito que tuvieron el año pasado con las 6200 actividades que realizaron. Resulta irónico, que este año, y teniendo un 2 por ciento menos de presupuesto, un 2 por ciento menos de 102,8 millones de euros, el instituto haya decidido realizar un plan de actividades culturales mas grande.
madrid-instituto-cervantes-200704Algunas de las actividades que se planean para este año son las siguientes:
Para “mantener vivo el conocimiento de nuestra historia”, se inaugurará en diferentes centros la exposición “Alberto Corazón: canciones del alma de San Juan de la Cruz”, que recreará la relación entre la creación poética y el lenguaje artístico a través de poesías de la mística española y de las creaciones de Corazón.
A través del proyecto “pasado y presente del videojuego español” se proyectará la imagen plural de la España actual.
Las relaciones entre literatura y gastronomía se analizarán en las mesas redondas “El sabor de las palabras”.
El ciclo de cine “Fantasías orientales en el cine español, coordinado con Casa Árabe, será una de las actividades que fomente el diálogo entre las civilizaciones.
Además, el Cervantes celebrará el 18 de junio la cuarta edición del “Día del Español” y recordará a lo largo de 2011 los 25 años de la muerte de Jorge Luis Borges y los cien años de Ernesto Sábato, entre los efemérides.

sábado, 12 de febrero de 2011

¿Cómo sería tu carta de amor… si fueras…ya mayor?

A mi amor Julia:

Más de cinco años han pasado sin sentir tu cuerpo ni oler tu perfume, sin oír tu voz ni tocar tu mirada. Me siguen diciendo que todo pasa y que mire hacia delante, pero yo no puedo Julia, mi vida se frenó cuando tú te fuiste, y soy incapaz de continuar el camino. Todas las noches sabes cómo me siento, te lo cuento y tu no me contestas pero se en lo profundo de mi corazón que tú me sigues abrazando como lo hacías antes y que me das ese beso que me llena de fuerzas para vivir. Nadie ni nada llena ese hueco que me dejaste, tan solo tu recuerdo me acerca más a ti, le pido a Dios que cuando Él quiera, me lleve con Él y contigo, mi Julia, mi amada Julia. Nada temo ya aquí, me lo pueden arrebatar todo, pero tu amor… tu amor no mi Julia. Tu amor es mi vida, y mi vida es tu amor. Tú eres la esencia viva de este cuerpo, de esta efímera vida de un viejo enamorado de su amada.  No te olvido, nunca lo haré.

Te escribiré más Julia, te escribiré más.

Tu amor, Mateo.

¿Cómo sería tu carta de amor… si fueras…un joven?

Amada Loreto:

Sé que recibirás esta carta con sorpresa e incomprensión pero te pido que la leas hasta el final y no la tires a la basura como si de un desecho se tratara. En este momento estoy delante de ti asique se paciente y lee.

Trato de evitar pensar en ti para no atormentarme más con tu rostro en mi cabeza. Pasan los meses y no puedo dejar de mirarte y de buscarte entre la multitud de la facultad. Tú me ves pero no me miras, sabes que existo pero ni siquiera te detienes ni un momento. Deseo que esta carta te haga pensar más en la persona que te ama y te desea ardientemente con locura. Tú eres lo que me hace levantarme por las mañanas y eres mi último pensamiento del día, quiero que seas feliz, pero que lo seas a mi lado. Sin prisa y con paciencia te conquistaré, estoy seguro, llegará un momento en que me abras el corazón y ese momento llegará, sé que llegará porque sé que estás hecha para mí, sino, mi vida no tendría sentido.

Espero que me des una respuesta aunque sea con tu mirada.

Te espera y quiere:

Alberto.


¿Cómo sería tu carta de amor… si fueras…un niño?


Querida Sofía:

Te pido que leas mi carta con atención, no te rías ni la rompas por favor. Llevo todo el trimestre intentando decirte unas cosas, aunque me da vergüenza. Una vez te lo quise decir pero me regañaste y me dijiste que me fuera a la fila. Vale, prométeme que no me vas a suspender gimnasia por escribirte esta carta.

Nunca había tenido una profesora como tu, y mira que llevo tiempo en el cole, pero desde que entré en primaria no había tenido una profesora tan guapa. He escrito en la agenda tu nombre con un corazón por si algún dia me la pides lo veas y te enamores de mi. Se que soy mas pequeño pero también soy muy guapo y me gusta mucho el futbol como a ti. Quiero que te cases conmigo porque ninguna chica es como tu, juegas muy bien al futbol y también corres muy rápido. Tu voz me gusta mucho porque se parece a la de un angel, y cuando te oigo me enamoro mas y mas. Espero que me respondas y que no se lo digas a nadie porque me da vergüenza, aunque si te casas conmigo se lo tendremos que decir a mis padres y a mis amigos.


Bueno, espero que te enamores tu también de mi.

 TE QUIERO Sofía

  Toño